Periodismo, escritura, yoga

Los gigantes de cuatro patas de Tailandia

Los elefantes son pesados, macizos y, en mi mente, completamente terrestres. Nunca me imaginé que disfrutaran tanto del agua, ni mucho menos que lograran dominar sus masas de carne con tanta facilidad, que nadaran largas distancias sumergidos sacando solo su trompa al estilo de un snorkel, ni que les gustara que los bañaran (aman que los restrieguen con cepillos).

Yo de elefantes no sabía nada antes de ir a Tailandia. Creo, incluso, que nunca había visto uno, o de pronto sí, en el circo, pero igual no es lo mismo. En las provincias del norte de este país asiático estos gigantes están libres por todas partes. Se mueven en manadas entre la selva, por los cultivos, en los terrenos baldíos, en los ríos, en la calle y son perfectamente domésticos. Dicen que son de los animales mas inteligentes sobre la tierra; que tienen buena memoria (tiene que ver con el tamaño de su cerebro, el mas grande del reino animal, pesa 4 veces mas que el de un humano), y que son de los únicos, además de los humanos, que le rinden luto a sus muertos.

En Tailandia la historia de los elefantes tienen sus dos extremos. En el budismo representan fuerza, sabiduría y protección; y sus imágenes se les encuentran en los templos adornadas con oro. Los elefantes blancos son símbolo de la realeza (todos los que nazcan en el país deben ser ofrendados al rey) y hasta hace un tiempo eran la figura principal de la bandera nacional. El otro lado de la historia es el de la explotación, el maltrato y el exterminio. Al ser resistentes han sido tradicionalmente utilizados para transportar carga pesada y como animales de tiro en la agricultura (igual que los bueyes y los caballos). Sus colmillos de marfil, como en todo el resto del mundo, también son muy codiciados. En la actualidad se estima que en Tailandia viven entre tres mil a cuatro mil elefantes, de los 100 mil que habitaban el país a comienzos del siglo XX.

elefante_tailandiaLa larga historia de trabajos forzados ha dejado sus huellas. Es raro encontrarse a uno de estos gigantes de edad madura que no tenga marcas en su lomo, en la cabeza, en el área de las orejas, bajo los brazos, en la zona del vientre o en las manos y patas donde usualmente les ponen las cadenas, en fin. Los animales en cautiverio a los que se les separa de su manada sufren constantemente de estrés y depresión, pues su naturaleza es altamente sociable. Y hay algunos casos en que los abusos han sido tales que han terminado por causar alteraciones en sus columnas: demasiado peso en sus espaldas.

Su domesticación es un práctica ancestral y está a cargo de los mahout, que son personas que dedican su vida a conocer y manejar a estos animales (todos hombres). Cada elefante tiene un único mahout durante toda su vida, y estos gigantes pueden llegar a vivir hasta los 60 o 70 años, son relaciones duraderas que a veces los hombres no logran culminar.

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Entre las herramientas que utilizan para adoctrinarlos está el ankus una lanza de madera con terminaciones metálicas, con la que los pican detrás de las orejas, que es donde son mas sensibles (su piel es como una coraza, tiene unos 2.5 cm de grosor), para que sigan sus ordenes. Los mahout, también controlan a sus animales con comandos de voz, pues a diferencia de los caballos no se usan riendas para montarlos.

Este tipo de practicas han sido cuestionadas por los naturalistas, quienes se aponen a la utilización de cualquier tipo de elemento contundente, y en sí a la domesticación de estos animales que en algún momento fueron salvajes. Si bien es innegable que en algunas zonas del país siguen los abusos y maltratos a manos de algunos mahout, también es evidente la íntima relación que existe entre los cuidadores y los animales. Me atrevería a decir que es mucho mas compleja y cercana que la que uno podría tener con una mascota (y se que muchos, como me pasa a mí, tratan a sus perros y gatos casi como hijos).

El dilema, entones, cuando uno decide que quiere ir a conocer a los elefantes en Tailandia es a dónde ir. Internet está lleno de blogs de viajeros y ambientalistas que denuncian que muchos de los lugares que dicen ser reservas realmente no lo son. Hay quienes incluso aseguran que para controlarlos y someterlos los privan de comida y agua, les restringen las horas de sueño y los aíslan de los demás miembros de su manada. Un blog decía que el fin último del adiestramiento era romperles el alma, “para que se conviertan en seres sumisos y totalmente incapaces de desobedecer a las ordenes de los humanos”.

Yo opté por uno de los negocios locales. Una pequeña finca en donde antes los utilizaban para trabajo y que ahora se dedica a promover su conservación mediante encuentros con los turistas. Las ganancias las utilizan para mantener a los elefantes y sus mahouts, y así evitar que vuelvan a trabajar. Cuidar a un elefante es una tarea que requiere diariamente unos 300 kilos de alimento y 150 litros de agua.

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La experiencia es simplemente increíble. Al principio uno se siente intimidado por ese animal de tres metros que te mira con el mismo interés que tú a él. La trompa es un mecanismo totalmente elástico que utilizan igual que una mano. Te examinan, te huelen, se te acercan y les encanta quitarte las cosas (gafas, cámaras, pañoletas, etc.). La mejor manera de ganarse a un elefante es llevándole caña de azúcar, hay que poner los trozos directamente en la boca y asegurarse de que no se la roben antes de tiempo.

Para montar sobre su lomo ellos se agachan y te dan una de sus manos como apoyo. El  mahout siempre va al lado indicándole al elefante hacia donde coger. Los paseos sobre este gigante son una aventura, sobre todo por la vista aérea que se logra. Montarlos en sí es medio incómodo, además tienen la piel rugosa, áspera, huelen mal y son peludos.

Lo  que mas vale la pena es compartir la hora del baño con ellos. Simplemente les encanta el agua. La razón tiene que ver con que les ayuda a regular su temperatura corporal, pues no sudan. De ahí también que se estén abanicando constantemente con sus orejas. Disfrutan sumergirse completamente en el agua, y es gracioso verlos en la tarea de que su corpulento cuerpo desaparezca de la superficie del río. El baño es también el momento del juego, utilizan sus trompas como mangueras, tiran agua para todos los lados y hacen ruidos de júbilo.

Al final de la jornada, cuando los visitantes se van y el sol se ha escondido entre las montañas, los gigantes desaparecen del río en fila hacia sus resguardos, limpios y listos para pasar la noche en un sueño de cuatro patas.

 

Diccionario para comunicarse con un elefante

Sung arriba
Pai vamos
How alto
Toi atrás
Keh vuelta
Maplong abajo
Jalong cabeza abajo

 

Salvemos a los elefantes

Uno de los lugares mas recomendados para el encuentro con elefantes en el norte de Tailandia es el Elephant Nature Park, a las afueras de la ciudad de Chiang Mai. El lugar es una reserva al aire libre, donde los animales están sueltos y los visitantes pueden alimentarlos y bañarlos. El Elephant Nature Park ofrece estadías de un día y también hay opción de pasar la noche. Para los interesados en experiencias mas a fondo ofrecen programas de voluntariados.

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