Vic, el paraíso de los embutidos

Vic es un poblado a las afueras de Barcelona, cerca de los Pirineos, famoso por su producción de embutidos artesanales.
No exagero, ese pueblito a las afueras de Barcelona es el paraíso. Y tal vez en esto me entiendan solo los que, como yo, son obsesivos con los jamones curados, los salchichones, los salamis, el fuet; y todos esas delicias en forma de embutido.
Resulta que Vic, además de tener una célebre arquitectura medieval, es popular por su elaboración de embutidos artesanales. La longaniza de Vic, es única en su denominación y su producción está regulada por el Consejo regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), que establece que este producto solo puede elaborarse en ésta planicie por empresas autorizadas. En resumidas cuentas se trata de un producto de denominación de origen, hecho solamente con carne magra de cerdo seleccionada, sal y pimienta negra. Su sabor y aroma característicos se los dan las condiciones de la zona, y de ahí que solo pueda producirse en Vic.
La longaniza de Vic es un producto de denominación de origen, hecho solamente con carne magra de cerdo seleccionada, sal y pimienta negra.
La tradición de la región en la elaboración de estos auténticos manjares es antigua y famosa entre los catalanes, quienes aprovechan los fines de semana para disfrutar de un paseo en el campo y abastecerse de embutidos de la mejor calidad. Se dice, por ejemplo, que el rey de España Alfonso XII era un auténtico fanático de los productos de Vic y que cada vez que iba al municipio tenía que hacer tres cosas: visitar al Obispo, la catedral y la fábrica de salchichones.
«Las características de la zona le dan al producto su sabor y aroma característicos».
Yo conocí el lugar precisamente gracias a una familia amiga de catalanes, un apareja de recién casados que celebraban su primer día como esposos. Definitivamente de no haber sido por ellos nunca habría llegado a Vic, es de esas secretos que solo quienes han vivido allí toda la vida saben.
El viaje por carretera desde Barcelona fue agradable. A los pocos kilómetros de salir de la ciudad aparecieron los Pirineos como telón de fondo. A mí siempre me han gustado los paseos en el campo en días soleados, y ese era uno de ellos. Parecía paradójico estar tan cerca de Barcelona, y al mismo tiempo rodeados de paisajes naturales como esos.
El Restaurante Fussimanya es también una fábrica de embutidos artesanales.
El restaurante escogido por nuestros anfitriones fue Fussimanya, que no queda propiamente en el centro de Vic, sino a sus afueras. Es una casona campestre antigua, típica de la región, con vista a una laguna y a las imponentes montañas.
Fussimanya es un restaurante familiar y también una fábrica de embutidos. Abrió sus puertas en 1971. Su producto estrella, la longaniza de Vic. Su oferta además incluye longaniza extra, longaniza achorizada, chorizo ancho, chorizo collaret, fuet extra, somai extra y secallona. Difícil escoger entre tantas delicias, y los dueños lo saben; por eso ofrecen como plato de entrada una tabla con varios tipos de embutidos de la casa, servidos en trozos completos, y al lado un cuchillo bien afilado para que cada quien ser sirva como guste. Los embutidos vienen acompañados con el auténtico pa amb tomaquet: pan artesanal campesino (de corteza dura), aceite de oliva y tomate.
De de izquierda a derecha, Chorizo Collaret, Longaniza Extra, Longaniza Achorizada, Fuet Extra, Chorizo Ancho, Somaia Extra, Secallona.
Las longanizas, salchichones y chorizos los venden para llevar; y los empacan al vacío en el momento de la compra. En la tienda del restaurante también se encuentran varios vinos de la región –que acompañan perfectamente los salchichones–, algunos quesos y dulces. Yo hice mis compras, demoró un buen tiempo tomar la determinación sobre qué llevar. Con los embutidos soy como las mujeres locas por los zapatos, ¡los quiero todos!
Éste es definitivamente uno de los lugares súper recomendados para quienes viven o estén de visita en Barcelona. Yo ya quiero volver…
La antigua aldea medieval
Vic es un antiguo poblado fundado en el siglo IV antes de Cristo. En sus primeras épocas fue el centro de la tribu ibérica de los ausetanos. Luego pasaría a manos de los Romanos, quienes construirían allí un templo (siglo II). La estructura sigue en pie, fue reconstruida en el siglo XIX, y es uno de los atractivos turísticos. La catedral es de estilo románico y conserva en su estado original la torre – campanario y la cripta.
El centro del pueblo está delimitado por el Mercadal, una plaza rectangular rodeada por viviendas de estilo medieval, gótico y modernista; en donde hoy funcionan cafés, bares y restaurantes. Caminar por Vic es recordar como era la vida antes en una pequeña aldea medieval.
La longaniza de Vic
“Para su elaboración sólo se utiliza carne magra de cerdo seleccionada además de sal y pimienta negra. La carne se pica junto con el tocino cortado a dados, se amasa y se somete a maceración en cámara frigorífica por un periodo no inferior a 48 horas. Al finalizar la maceración, se procede a embutir la pasta resultante en tripas naturales de varios diámetros (de 35 a 90 mm) a adobar la langoniza en los secaderos al menos 45 días. Durante los procesos de maduración y adobado en la longaniza de Vic se desarrolla una flora fúngica típica que, por las características de la zona protegida, darán al producto su sabor y aroma característicos”: Gastroteca de Catalunya.
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