¡Encontramos a Nemo!

Oficialmente se llama pez payaso y no por su simpatía, sino por sus brillantes colores que alertan a los demás habitantes del arrecife de mantenerse alejados. Al vivir entre los tentáculos venenosos de la anémona, este pececito de naranja y franjas blancas y negras que le atraviesan el cuerpo, tiene células urticantes en la piel que le hacen daño a sus posibles depredadores. La relación entre estas dos especies se conoce en la naturaleza como de simbiosis, lo que significa de colaboración mutua. Mientras la anémona le brinda una guarida segura al pez payaso, este a cambio la limpia, la protege de posibles depredadores y le proporciona fragmentos de alimento para que coma.
De miedoso no tiene nada. Es tan territorial y protector con su anémona, que incluso se atreve a atacar a los buzos que se les acercan demasiado, que son cientos de veces su tamaño. Yo me lo encontré por primera vez en el mar de Andamán, en el sur de Tailandia, en un sitio de buceo conocido como Hin Daeng (a 4 horas en bote de la isla de Koh Lanta). Encontrarlo fue fácil, solo bastó con ubicar una anémona, acerarme un poco y ahí estaba revoloteando con sus vistosos colores (aproximadamente 15 metros de profundidad). En nuestro encuentro me pareció simpático, en vez de esconderse salió de su guarida y saltaba frente a nosotros. Nos encantó su forma de llamar nuestra atención y su curiosidad.
Luego, una vez a bordo, los otros buzos nos contaron sobre su mal humor. En vez de saludarnos nos estaba alertando, cerrando nuestro camino hacia la anémona, literalmente estaba atacándonos. Su ritual, sin embargo, nos permitió grabarlo desde muy cerca.
Esta especie se encuentra en los arrecifes de coral del Indo –Pacífico y una de sus principales amenazas tienen que ver con su popularidad como pez ornamental. Ni siquiera la película de Disney logró convencer a los coleccionistas sobre la importancia de no seguir capturándolo en su medio salvaje para luego encerrarlo en peceras. Sobre su resistencia al veneno de las anémonas se sabe que la desarrolla poco a poco, mediante la segregación de sustancias químicas gelatinosas que lo protegen de la acción de las células punzantes.
“Cuando el pez payaso joven sale del plancton, busca a una anémona donde vivir. El pez comienza a adaptarse poco a poco a vivir en una anémona urticante a través de contactos rápidos con sus tentáculos. La mayoría de las criaturas marinas tienen una capa viscosa, o mucosa, que los recubre. El pez payaso comienza a mezclar la mucosidad de la anémona, que tiene células urticantes, con la mucosidad de su propia piel. Día a día, el pez permanece cada vez más tiempo entre los tentáculos de la anémona hasta que toda su mucosidad se mezcla por completo con la de la anémona”, dice el Shedd Aquarium de Chicago.
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