Buda en todas las posiciones

Una escalera en forma de espiral con trescientos escalones lleva al Monte Dorado de Bangkok, o al Wat Saket como se conoce en Thai este templo budista, ubicado en las alturas y coronado por una enorme estupa dorada. El ascenso lo hicimos en compañía de un grupo de jóvenes monjes, que con paso reposado fueron subiendo escalón tras escalón sin decirse una palabra. Era uno de esos días húmedos de Bangkok, y por entre los pliegues de piel que dejaba al descubierto la bata de color naranja se les veía caer el sudor. Nosotros estábamos en las mismas, cubiertos de tobillos a muñecas, según lo establece el código de vestuario para entrar a un templo budista, y derritiéndonos del calor.
El sol se asomaba con carácter entre las nubes anunciando la llegada del medio día. ¡Sí!, se nos ocurrió ir justo a esa hora. La verdad es que no lo planificamos. Una calle nos llevó a otra, no podíamos ubicarnos en el mapa, y de pronto apareció el Monte Dorado a lo lejos. “Aprovechemos de una vez y lo vemos”, nos dijimos en el uno al otro. Y nos fuimos caminando hasta allí.
El ascenso como tal no fue tan largo como pensábamos, lo incómodo era la pesadez del aire. La escalera en espiral es descansada, y con varias paradas; y desde la terraza superior se obtiene una linda vista panorámica de Bangkok. Antes del último tramo aparecieron una seria de campanas, al parecer en hierro, que los monjes visitaron una a una en el sentido de las manecillas del reloj. Luego siguieron al templo.La construcción del Wat Saket comenzó a principios del siglo XIX y fue obra del rey Rama III, quien ambiciosamente mandó construir una gran estupa en el lugar para marcar la entrada a la ciudad. Sin embargo, el terreno pantanoso no resistió el peso y la construcción colapsó antes de que fuera finalizada, dejando un montículo de escombros, que hoy conforman la montaña artificial donde reside el templo.
A finales del siglo XIX la colina fue reforzada con una capa de concreto y sobre ésta se reconstruyó el recinto que alberga el Buda que le dio como regalo el virrey de la India, Lord Curzon, al pueblo tailandés durante el reinado de Rama V. De la reliquia se dice que fue excavada en la misma ciudad donde nació el último Buda.
El templo como tal no es majestuoso, como otros de la ciudad, pero tiene algo en particular y es las imágenes del Buda en diferentes posiciones. En el centro de la estupa se encuentra una serie de espacios para la adoración con diferentes reliquias, lo que en el catolicismo llamaríamos como oratorios. Son pocos los turistas, aunque claro que los hay, lo que permite apreciar el culto de los locales de cerca.
Abierto todos los días de 7:30 a 15:30. Ubicado entre la calleBoriphat y la calleLanLuang. El precio de la entrada es $10 baths.
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