Barcelona a bocados

Foto cortesía Irene Santiago.
Recorrer la capital de Cataluña es perderse en su explosión de sabores, descubrir los productos locales que hacen de su cocina única, dejarse llevar por la magia de las bodegas de barrio, disfrutar de una tarde de tapas y en definitiva permitir que los antojos sean la guía.
De Barcelona sorprende su amplia oferta gastronómica que va desde las cafeterías de barrio de siempre, a restaurantes de altísima categoría, considerados los mejores del mundo. La popularidad de la cocina tradicional catalana reside en su infinidad de posibilidades en la que reinan los productos frescos de la región, creando preparaciones que deleitan el paladar y dejan un marcado acento. Es comida de verdad, sin adornos, rústica, con sabores fuertes, de esa que alimenta el alma y esta hecha para compartir con amigos alrededor de unas buenas copas.
La ciudad es entonces ese lugar vibrante que se mueve alrededor de sus sabores, que se vive en sus bares, cafés y restaurantes y que está hecha para probarla a bocados. Estos son algunos de los lugares a los que vale la pena darles una probada.
Productos locales
Entrada principal de La Boquería. Foto cortesía Irene Santiago.
De las reglas universales para encontrar sabores frescos y apetitosas preparaciones es ir directamente al mercado mas antiguo del lugar. En este caso es La Boquería, en el popular paseo de la Rambla de Barcelona. Se estima que abrió sus puertas desde medidos del siglo XIX. Aunque en la actualidad es uno de los sitios turísticos por excelencia de la ciudad, vale la pena darse una pasada y dejarse llevar por los olores, las formas y los productos auténticos catalanes de la mejor calidad. Una de las paradas obligadas es el Quim de la Boquería, un restaurante de pocas mesas que funciona entre el ajetreo del lugar. El plato estrella, los huevos fritos con chipirones (mini calamares). Para los amantes de los embutidos la parada es en el local de Josep: piernas de jamón serrano, fuet, longanizas, y quesos ibéricos son algunos de los tesoros que allí se esconden.
Rambla, 91 Mercat de la Boqueria.
De pinchos y montaditos
La calle Blai se ha convertido en un referente gastronómico de Barcelona, y en el lugar de moda para encontrarse entre amigos, antes de la fiesta, tomar unos tragos y comer algo mientras avanza la noche. Su popularidad es tal que ha comenzado a ser conocida como la pequeña rambla del Poble Sec (el barrio donde está situada). Es un pasaje de casi 500 metros de longitud con bares y restaurantes a lado y lado, en donde se ofrecen pequeños bocados montados en rebanadas de pan o travesados por pinchos, y cañas pequeñas (cerveza de grifo servida en un vaso pequeño), todo a un euro por unidad. La dinámica misma de la calle permite ir de lugar en lugar y probar varias cosas a la vez. Uno mismo es quien se sirve, directamente de la barra, y el sistema para pagar la cuenta es sencillo: solo hay que contar el numero de palitos de madera que quedaron en el plato y hacer la suma.
Carrer de Blai.
La hora del aperitivo
El original Vermut de Barcelona. Fotos cortesía Bodega 1900.
Barcelona recupera uno de sus antiguos hábitos, la ceremonia del vermut. Una bebida perfumada a base de vino tinto, que no se puede acompañar con otra cosa que con una buena ración de tapas. Luego del boom del gin tonic, cada vez mas son los bares y bodegas de la ciudad que vuelven a las raíces de la cultura catalana española. En ese intento por revindicar la herencia de las bodegas de antaño nace el restaurante Bodega 1900, del chef Albert Adrià, hermano del famoso Ferran Adrià, considerado de los mejores chefs del mundo. Qué mejor que ir al bar mas popular de la ciudad para disfrutar de la hora del aperitivo.
Carrer Tamarit, 91 Bodega 1900.
¡A tapear!
La barra de La Bodegueta, en Rambla Catalunya. Foto cortesía Irene Santiago.
La Bodegueta en Rambla Catalunya es una institución en lo que a tapas se refiere. Pero, ¿qué son la tapas?, básicamente raciones pequeñas que habitualmente se acompañan de una bebida; se comen de mañana, de tarde o de noche y pueden ser frías o calientes. En este estrecho local, que abrió sus puertas desde principio de las década de los 40, hay que probar las patatas bravas, los clásicos pimientos de padrón y el plato surtido de embutidos ibéricos. No se puede perder: el pa amb tomaquet, pan artesanal untado con aceite de oliva, ajo y tomate, simple pero sabroso. Pregunte por la selección de vinos.
Rambla de Catalunya, 100 La Bodegueta.
Dulce antojo
Turrones tradicionales hechos a mano. Fotos cortesía Irene Santiago.
Los turrones son de esas tradiciones que los catalanes heredaron de los árabes, y que en esta bombonería escondida en una de las estrechas callecitas del barrio Gótico se encuentran en todas sus variedades. La familia Vicens comenzó con este arte desde 1775, y son de los pocos que todavía los elaboran de manera artesanal.
Carrer de Petritxol, 15 Vicens.
Si usted va
No puede dejar de visitar la Basílica de la Sagrada Familia y el Parque Guell, donde podrá apreciar lo mas característico de la obra del maestro Gaudí. No importa si no es verano, saque tiempo para caminar por la playa y déjese acariciar por la brisa mediterránea. Una buena manera de disfrutar de la vistas de Barcelona es a bordo de uno de sus teleféricos.
Artículo publicado en la Revista Viajar de El Tiempo, mayo 2015. Todos los derechos reservados a El Tiempo.
One Response to “Barcelona a bocados”
Ha sido un estupendo artículo! Para mi, el recorrido de domingo perfecto 😀
Me gustaMe gusta