De lo que nadie habla sobre sus viajes

Cuando le cuento a la gente que dejé mi trabajo, mi casa, mi familia, mi perro y mis amigos para recorrer el mundo con mi esposo, bucear y escribir; hablan de lo afortunados que somos. El viaje nos cambio la perspectiva del mundo, descubrimos nuevas cualidades en nosotros mismos, ganamos una nueva profesión (el buceo), hicimos nuevos buenos amigos, incorporamos mas ingredientes a nuestra dieta, perdimos y ganamos peso según el país en donde estábamos, aprendimos de nuevas religiones y prácticas para acercase a uno mismo, entendimos que empacar la maleta es un arte y que no se debe guardar mas de lo que se puede cargar, leímos mas de la cuenta y utilizamos todos los tipos de transporte posibles; pero también hubo cosas distintas a lo que estábamos acostumbrados y otras que no esperábamos.
The freaky hostel
La imagen de la cama queda a su imaginación. De cómo terminamos ahí, la culpa la tiene Lonely Planet. Queda en Hat Yai, al sur de Tailandia. Nosotros llegamos por tierra, luego de mas de 6 horas en una van, en donde a medida que pasaban los kilómetros había mas y mas musulmanes. Era de noche, de la van nos bajaron en una calle oscura, cogimos un taxi y como no hablábamos el idioma le señalamos al conductor el primer hostal de la lista de Lonely Planet. Era miedoso, cada cuarto como una celda y asqueroso. Afuera las ratas aprovechaban la oscuridad de la noche.
Las opiniones de los huéspedes grabadas en la pared del baño.
“Al menos ya sabemos como es”
Es oficialmente la frase de la derrota disfrazada de aventura, y sirve para todo. Para la comida rara, la gente rara, las costumbres diferentes, las malas decisiones, cuando te cobran mas de la cuenta, cuando llegas a donde no es, cuando te enfermas por comer lo que no debías, etc. Acá algunos de nuestros “al menos ya sabemos como es”:
Sopa coreana de gusanos de seda…
Check!
huevo ENCURTIDO: básicamente un huevo duro con la yema blanda y textura de gelatina. check!
Taxi boat. Congestionado como un Transmilenio pero en la mitad del mar. El transbordo de hace en mar abierto de una lancha a otra, y el paradero de pasajeros es prácticamente donde se pueda pisar el fondo.
La aldea del queso de pescado en camboya. La experiencia como tal es bien rara. el queso no es queso, sino pescado podrido y luego encurtido. Ya se imaginarán el aroma del lugar.
¡Miedo!
Antes de…
Amo los animales, y desde que llegué a Tailandia lo único que quería era conocer los elefantes y montar uno. El día llego y lo primero que sentí al lado de ese gigante fue pánico. Era diferente a como me imaginaba, lindo, pero con piel rugosa y pelos gruesos. Nos entendimos bien fue hasta el final, a la hora del baño, no sabía que eran tan acuáticos y terminé amándolos, como estaba pronosticado; pero el paseo en elefante fue miedoso.
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