El apocalipsis de las abejas

Las pérdidas de colonias de abejas de miel durante el 2006 y 2007 períodos de otoño/invierno fueron del 31% y el 36% respectivamente, superando el 10 o 20% de pérdidas que se consideran normales.
El colapso de las colonias de abejas en todo el mundo ha llamado la atención de científicos e investigadores, lo que pocos saben es que estos insectos no solo producen miel. Entre sus tareas está la de polinizar los cultivos que permiten que lleguen a nuestra mesa una gran variedad de frutas, semillas, frutos secos y bayas.
Los hechos. De las colmenas comenzaron a desaparecer las abejas maduras (las que se encargan de recoger el néctar y alimentar la colonia). En su interior, sólo quedaron las larvas y la abeja reina; pero ningún rastro de las obreras, ni de sus cadáveres. Parecía como si simplemente se hubieran esfumado para no regresar jamás. Los reportes del inusual debilitamiento de las colonias comenzaron a registrarse, particularmente, por apicultores en Francia, Bélgica, Suiza, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Italia y España, desde 1998 (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA). Los informes aseguraban que las pérdidas mas altas eran al terminar el invierno y comenzar la primavera.
La misma situación comenzó a registrarse en Norte América. Al fenómeno se le bautizó como Desorden de Colapso de las Colonias (CCD, por sus siglas en inglés), y para el año 2006 se le atribuyó la desaparición del 31% de las colonias de abejas en Estados Unidos. El PNUMA además evidenció que las pérdidas, a partir de 2004, eran tan severas que habían dejado al continente con la menor cantidad de polinizadores en los últimos 50 años.
“Durante el período 2006-2007, un 29% de los 577 apicultores de todo EE.UU. informaron CCD, con una pérdida de hasta el 75% de colonias. Los expertos estiman que las pérdidas de colonias de abejas de miel durante el 2006 y 2007 períodos de otoño/invierno fueron del 31% y el 36% respectivamente, superando el 10 o 20% de pérdidas que se consideran normales”, asegura el informe “Global honey bee colony disorders and other threats”, del PNUMA.
Según la FAO, se estima que 71% de las 100 especies cultivadas, que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, son polinizadas por abejas.
Para muchos, la noticia fue un alivio. Pocos seguidores tiene este insecto, que molesta con su zumbido y cuyas picaduras son dolorosas. Sin embargo, no muy conocida era la íntima dependencia de los seres humanos son estos voladores miniatura, y las consecuencias de su desaparición; a excepción por la mas evidente, la reducción en la producción de miel.
“En Colombia las abejas silvestres, al igual que en el resto del mundo están sufriendo los rigores de las actividades desarrolladas por el hombre y así se catalogan como organismos en peligro”, asegura la profesora de la Universidad Nacional de Colombia Giomar Nates, en su artículo “Las abejas silvestres de Colombia: por qué y como conservarlas”. Estas integran el Libro Rojo de los Invertebrados Terrestres de Colombia.
Polinizadores naturales
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera que de las poco más de 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% del suministro de alimentos para 146 países, 71 son polinizadas por abejas (casi todas silvestres), y muchas otras por avispas, moscas, escarabajos, polillas y otros insectos.
Solo en Europa el 84% de las 264 especies de cultivos son polinizados por animales y las 4.000 variedades de vegetales que existen se deben a la polinización de las abejas. En el caso de Estados Unidos, estas polinizan 95 variedades de frutas entre las que se encuentran los aguacates, arándanos y manzanas, así como los cultivos de soya. “En el año 2000, el valor de los cultivos polinizados por las abejas se estimo en $14,6 mil millones de dólares, solo en los Estados Unidos”, indica el informe del PNUMA.
Hagamos memoria. La flores cuentan con pistilo (elemento hembra) y estambres (elemento macho), estos últimos producen el polen. Para que puedan reproducirse las flores necesitan que el polen entre en contacto con el pistilo. Este proceso se da con la ayuda de pájaros, e insectos (entre ellos las abejas), con el viento e incluso hay especies de plantas que se auto polinizan. En este sentido la polinización en las plantas es como la fecundación en los animales, de ahí la alarma.
El colapso de la colonias
Varias teorías buscan explicar la crisis: perdida de hábitat, prácticas de pastoreo, establecimiento de asentamientos humanos, introducción de especies exóticas, explotación inadecuada de los recursos, cambio climático, polución, uso de agroquímicos, virus, hongos e incluso se ha especulado sobre el efecto desorientador que tiene la radicación de las señales móviles sobre estos animales. Aunque la reducción de esta especie se debe a un conglomerado de factores, dos estudios recientes, publicados en la Revista Science sugieren que los neonicotinoides, una familia de insecticidas, ocupan el primer lugar en la lista de los culpables.
El primer estudio (Reino Unido) comprobó que luego de exponer a las colonias durante seis semanas a niveles de insecticida entre altos y bajos, estas producían en promedio solo una o dos reinas en comparación con las 14 que produjeron las colmenas que no recibieron exposición. En el mundo de las abejas, las reinas son fundamentales para fundar nuevas colonias.
Perdida de hábitat, introducción de especies exóticas, cambio climático, polución, uso de agroquímicos, virus y hongos son algunas de las causas de la reducción en el numero de colonias de abejas.
Los hallazgos del segundo equipo (Francia) dieron aún mas pistas para explicar el denominado Desorden de Colapso de las Colonias. Solo 56.8% de las abejas expuestas a insecticidas volvieron a las colmenas; en comparación, 83.1% de las que no recibieron ningún tipo de exposición retornaron. Al parecer, los neonicotinoides alteran los receptores del cerebro de los insectos, desorientándolos e impidiéndoles la navegación. Un estudio referenciado por la Revista Discover establece, además, que los neonicotinoides las hacen mas susceptibles a los hongos patógenos.
Greenpeace, entre otras muchas ONGs ambientales y grupos de ciudadanos, ha liderado la lucha para salvar a las abejas. Entre sus acciones está la publicación de una lista de químicos que deberían ser prohibidos de forma prioritaria en la agricultura y la recomendación sobre medidas para promover la biodiversidad y proteger los ecosistemas que aún están intactos, con el fin de brindarle a estos insectos un ambiente óptimo para desarrollarse. Así mismo, argumentan la necesidad de crear zonas de flores silvestres y de promover la agricultura ecológica (agricultura sin pesticidas químicos). Según la ONG estas medidas son la única salida ante el colapso que hoy vive esta especie.
*Publicado en la revista Barman, todos los derechos reservados a Proyectos Semana S.A.
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