El rey es el vodka

Uno de los bares tradicionales del centro de Cracovia. En su interior conserva objetos y periódicos de la época comunista. Foto: Ligera de Equipaje.
Bares especializados en esta bebida espirituosa, en donde además se puede disfrutar de auténtica comida polaca, es uno de los muchos atractivos de Cracovia, la antigua capital de Polonia. Una ciudad que mezcla lo tradicional con lo moderno, sin perder sus raíces.
“¡Nasdrovia!”, es el himno de la noche en los bares del centro histórico de Cracovia. Esta es la palabra que los polacos utilizan para brindar, y que se repite una y otra vez a lo largo de la velada tras cada shot de vodka, que a diferencia de otras partes del mundo allí se toma puro y frío, casi congelado.
Los acompañantes de una noche de copas son casi siempre los mismos: ogorki kszone (pepinillos encurtidos), sledz (arenque en diferentes marinatas), galareta (gelatina de pata de cerdo, servida con vinagre), smalec (manteca de cerdo untada sobre trozos de pan) y pierogi (empanadas cocinadas al vapor, rellenas de hongos de bosque y repollo fermetado). Se trata de preparaciones caseras, típicas, que en los bares se reinventan y se sirven en pequeñas presentaciones, a modo de tapas.
La cultura del vodka es una de las mas antiguas entre los polacos, quienes aseguran ser los inventores de esta bebida espirituosa.
Es así como salir de rumba en Cracovia, termina siendo también una experiencia gastronómica en la que es posible degustar de todo un poco, mientras se disfruta de buena música en alguno de aquellos antiguos locales del centro histórico, que atrás dejó los días de la vieja Polonia. Hoy, estas calles adoquinadas le ofrecen a los locales y turistas acogedores cafés al aire libre, panaderías tradicionales, librerías, boutiques, restaurantes de comida polaca e internacional y bares especializados en vodka, en donde al final del día se reúnen viejos y jóvenes para disfrutar de la noche en esta ciudad mágica.
Las calles de Kazimierz cuentan la historia de los judios en Polonia. Foto: Ligera de Equipaje.
Uno de los barrios de moda es Kazimierz, el antiguo barrio judío, que conserva la arquitectura de antes de la II Guerra Mundial. En varias de las antiguas casas y tiendas funcionan ahora bistrós, bares, cafés y restaurantes de estilo retro. Uno de esos es Marchewka Z Groszkiem, en donde sirven zurek, plato insignia del invierno, una sopa hecha a base de harina de centeno fermentada, servida con papa y kielbasa (salchicha polaca) o huevo duro, según la elección Allí también se puede disfrutar de bigos, un reconfortante estofado de repollo fermentado, aderezado con hongos de bosque, varios tipos de carne, vino tinto y laurel, cuya cocción demora en total tres días.
Uno de los barrios de moda es Kazimierz, el antiguo barrio judío. En varias de las antiguas casas y tiendas funcionan ahora bistrós, bares, cafés y restaurantes de estilo retro.
En la noche, en cambio, el recomendado del barrio es un pequeño bar llamado Komisariat, ubicado en una de las calles con más oferta nocturna, en donde las “tapas” polacas preparadas por una mujer de vieja data son la especialidad. La jornada termina en los puestos de comida ambulantes donde se puede conseguir zapiekanka, una especie de pannini, o pan tostado cubierto con queso, champiñones y salsa de tomate.
La vida nocturna de la ciudad polaca se vive a ritmo de jazz. Harris Piano Jazz Bar, es uno de los mas populares en el centro de Cracovia. Foto: Ligera de Equipaje.
En el centro histórico los mejores lugares se encuentran en la plaza central y sus alrededores, y los hay para todos los gustos. Cerca al antiguo mercado de la ciudad, en donde hoy los artesanos venden sus productos, se encuentra Harris Piano Jazz Bar, un lugar que permite salirse de lo tradicional polaco y disfrutar de música en vivo en las noches.
La Ambasada sledzia (la embajada del arenque) es otra buena opción que mezcla lo moderno con lo tradicional. Allí se puede disfrutar de varios tipos de vodka saborizada, popular entre los más jóvenes y varias preparaciones de arenque. Más alejado de la plaza está el bar Pijalnia Wodki i Piwa, cuyas paredes han sido ambientadas con periódicos, afiches y propaganda de la época comunista, así como lámparas, televisores con programas antiguos y todo tipo de objetos que terminan de darle personalidad a este bar temático. Entrar allí es como devolverse en el tiempo, la carta es reducida y las preparaciones son sencillas.
La primera capital de Polonia
Vista del Castillo de Wawel en abril. Foto: Ligera de Equipaje.
Uno de los principales referentes arquitectónicos de Cracovia es el Castillo de Wawel, construido en plena Edad Media. Esta estructura se considera como una de las primeras sacro romanas de Europa y fue históricamente el lugar de coronación de los reyes de Polonia. Además, es uno de los principales centros del cristianismo polaco. Sus paredes guardan la mítica leyenda del dragón, símbolo de la ciudad, que habla de una bestia feroz que se alimentaba de jovencitas vírgenes, dejando sin mujeres a los hombres de Cracovia.
El castillo está compuesto por varias edificaciones, una de las más antiguas es la catedral de San Wenceslao. En la actualidad, se pueden visitar las residencias de los gobernadores de Cracovia, que conservan los techos de madera, de la época renacentista; los apartamentos privados; el salón donde el rey recibía a las visitas; la sala de juegos, adornada con pinturas del renacimiento italiano y el salón de los senadores, entre muchos otros. Las plantas bajas y el sótano han sido acondicionadas como museos en donde se exhiben los tesoros de la corona y antiguos elementos de armería. Hacen parte de la colección cetros, espadas, joyas, coronas, escudos, túnicas, armaduras, tanques de guerra y rifles.
El Castillo de Wawel fue construido en plena Edad Media, y es considerado como una de las primeras estructuras sacro romanas de Europa.
Frente a la fortaleza todavía se conserva intacta la primera calle de Cracovia –que hoy recibe el nombre de Ulica Kanonicza– en donde, según cuentan, uno de los reyes mando a construir lo baños reales. En el lugar se encuentran cafés, librerías, un museo dedicado a Juan Pablo II y el elegante Hotel Copernicus. Además ofrece maravillosas vistas de Wawel.
En la plaza central sobresale la basílica de Santa María, de estilo gótico, con impresionantes vitrales, y el museo de la ciudad, que devela los distintos momentos de Cracovia; desde sus días en los que era una ciudad de reyes y capital del país, pasando por la ocupación nazi, el comunismo y llegando hasta la actualidad, cuando vuelve a renacer posicionándose como una de las más importantes ciudades universitarias de toda Europa.
La basílica de Santa María, de estilo gótico. Foto: Ligera de Equipaje.
De tradición
La cultura del vodka es una de las mas antiguas entre los polacos, quienes aseguran ser los inventores de esta bebida espirituosa –título que disputan con los rusos–, que en un principio se utilizó como medicina y a la que se le otorgaban poderes sobrenaturales, tanto así que se le conocía como el “agua de vida”. El filósofo y teólogo franciscano Raimundos Lullus incluso la bautizó como “el mayor confort para el cuerpo humano”.
La auténtica vodka polaca esta hecha sobre todo de centeno, como Wyborowa, aunque también las hay de papa.
Cierto o no, se tienen evidencias de su producción en el país hacia comienzos del siglo XV y para el siglo XVII, ya era considerada como la bebida nacional. La auténtica vodka polaca esta hecha sobre todo de centeno, aunque también las hay de papa. Es común que la gente en los hogares la saborice de manera artesanal agregándole al fondo de la botella, arándanos, cerezas y en general frutos del bosque o hierbas aromáticas.
Visitar Polonia sin sumergirse en la cultura del vodka es tan inaceptable como ir a Alemana sin tomar cerveza, o a Francia sin tomar vino. Déjese seducir por esta ciudad llena de tradiciones, sabores reconfortantes y recuerdos de antaño, y recuerde: ¡nasdrovia¡
*Artículo publicado en la revista Barman, todos los derechos reservados a Proyectos Semana.
Deja una respuesta