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Tras los rastros del jaguar

Un ambicioso programa de conservación trabaja en un corredor de 17 mil kilómetros que asegura la conectividad de los jaguares desde México hasta Argentina. La iniciativa  ya está en marcha y se perfila como la solución para salvar esta especie en vía de extinción.

Google, el perro, es el buscador de los vestigios de los jaguares en el espeso bosque de Costa Rica. Con su perspicaz olfato rastrea los salvajes parajes, su objetivo es hallar heces que puedan ser estudiadas por los científicos de la Fundación Panthera, líderes en la conservación de estos felinos. Una vez en el laboratorio se analizan las células y se obtiene una muestra de ADN –una especie de huella digital del animal– que revela sus características biológicas más íntimas.

“Contrario a lo que se creía los jaguares del norte, centro y sur de América pertenecen a una misma especie y lo pudimos comprobar con el estudio de su ADN. Esto significa que no ha habido una variación en la genética del jaguar y que los genes se han movido por generaciones de un extremo a otro”, aseguró a Avianca en Revista Howard Quigley,Director Ejecutivo del Programa del Jaguar.

Los hallazgos fueron el detonante para buscar la forma de conectar las áreas en donde viven estos felinos de gran tamaño y que hoy son considerados como una de las especies en vía de extinción. Así, surgió la Iniciativa del Corredor del Jaguar un ambicioso proyecto de conservación que busca que estos puedan transitar libremente desde México hasta Argentina sin riesgo de ser agredidos por cazadores o finqueros, de terminar aislados en algunas pocas reservas naturales o de desaparecer, simplemente porque los bosques naturales están siendo reemplazados por cultivos y asentamientos humanos.

jaguar2“El corredor garantiza la conectividad de los jaguares para que su genética permanezca inalterada, este es uno de los principales retos para garantizar la conservación de la especie. De lo contrario los tamaños de las poblaciones serían más pequeños y terminarían por reproducirse con sus hermanos o incluso padres perdiéndose así el intercambio genético y causando todo tipo de problemas biológicos que contribuyen al riesgo de extinción de la población y de la especie”, explicó a Avianca en Revista Esteban Payán, Director del Programa Jaguar para el Norte de Sur América.

Como lo explica el doctor Quiqley, el corredor es además de gran importancia para el continente americano ya que al conectar las zonas de bosque se están amortiguando los efectos del cambio climático, se conservan otras especies y se garantiza la vida de los acuíferos. “Este es un proyecto que nos involucra a todos, el jaguar además de ser un depredador importante para el equilibrio de los ecosistemas es también un símbolo cultural legendario de los pueblos indígenas de todo el territorio”, añade.

Una especie amenazada

El riesgo que corren los jaguares se hizo evidente a principios de la década de los 70 cuando El Salvador anunció que en su territorio estos animales se habían extinto. El porqué tenía que ver con la deforestación que enfrentaba el país, ya que los bosques tropicales habían sido reemplazados por cafetales dejando al jaguar sin alimento ni territorio y por lo tanto obligándolo convertir el ganado en su presa. Además de las malas condiciones, muchos de estos felinos murieron a manos de los ganaderos quienes los veían como una plaga.

Para finales de siglo XX se redujo en un 54% la distribución histórica del jaguar en el continente debido no solo a su persecución por la depredación de ganado sino también al comercio de pieles y a la fragmentación de su hábitat. Comenzando el siglo XXI Uruguay reportó la extinción de los jaguares en su territorio. Ante el desolador panorama, científicos de todo el mundo prendieron las alertas sobre la importancia de su conservación. Para 1982 el doctor Alan Rabinowitz – hoy Director Ejecutivo de Panthera–, quien había investigado los felinos de Belice escribió el libro “Jaguar”, en el que publicaba el resultado de sus investigaciones. Sus hallazgos tuvieron tanto impacto que poco después se crearía el Santuario de Fauna Cockscomb, la primera zona de reserva para el jaguar. Este sería el inicio de una serie de iniciativas para salvar a la Panthera onca, como se le conoce científicamente.

Un corredor de vida

jaguar3En la actualidad Panthera trabaja en 14 de los 18 países en donde habitan estos felinos, considerados como los más grandes del continente (ver mapa). En las diferentes zonas, realizan trabajo de campo, en el que verificar las condiciones de estos animales, el tamaño de sus poblaciones y los posibles riesgos que corren. Gracias a las cámaras trampa, que han sido instaladas por los funcionarios de Panthera a lo largo del corredor –en Colombia, por ejemplo, son más de 100– se han logrado capturar evidencias fotográficas de estos felinos. Las imágenes son impactantes, en ellas se ven individuos saludables que transitan por los bosques e incluso se han logrado captar algunas de sus crías. “Muchas veces nos ha pasado que solo hasta que la gente ve las fotos es que se enteran que en su país hay jaguares”, dice Payán.

El trabajo de Panthera también está muy ligado con las comunidades que conviven con los jaguares. Además de promover iniciativas para la conservación del hábitat y de la especie se trabaja de la mano con los ganaderos en estrategias anti depredación, que les den las herramientas para proteger a sus animales de estos felinos. Colombia, es el primer país en donde se ha logrado un programa de colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente para el manejo del conflicto entre jaguares y ganaderos. En el país también existe un convenio con Parques Nacionales Naturales, quienes reconocen la importancia del Corredor del Jaguar y en el municipio de Tame, Arauca, están implementados los primeros 10 kilómetros del corredor.

La zona con más densidad de jaguares es la cuenca amazónica y en especial un lugar conocido como El Pantanal, una vasta llanura que cubre parte del occidente de Brasil y Bolivia y Paraguay. Se estima que para que en 300 años existan jaguares es necesario conservar al menos unos 500, lo que significa que debe haber tres animales por cada 100 kilómetros. Pese a que aún no se sabe a ciencia cierta cuántos de estos felinos habitan en el corredor, lo cierto es que estos animales de manchas redondeadas y negras, que se camuflan entre los arbustos y ríos, movilizándose por el territorio existen, depende del Nuevo Continente salvarlos.

*Artículo publicado en Avianca en revista, todos los derechos reservados a Publicaciones Semana.

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