Lodos corrosivos

La ruptura de uno de los diques que contenía los desechos químicos de una planta de producción de aluminio terminó por contaminar los suelos y ríos del oeste de Hungría, afectando incluso el Danubio. Una catástrofe química, que el mismo Secretario de Estado de Medio Ambiente húngaro declaró como la más grave que haya tenido que afrontar el país jamás.
El saldo, cuatro muertos, seis desaparecidos, más de 120 heridos, 400 personas evacuadas y 40 kilómetros cuadrados inundados por una marea de barro rojo, tóxico y altamente corrosivo que en algunas zonas llegó hasta los dos metros de altura llevándose a su paso más de 200 viviendas, decenas de puentes y vehículos, y acabando con cultivos y bosques. La ruptura del dique que contenía, al aire libre, los residuos químicos de la planta de aluminio de Ajka, Hungría, ocurrió a las 12:25 del medio día del 4 de octubre de 2010.
Ese mismo día la producción de la fábrica fue suspendida. La gravedad de los hechos llevó al Secretario de Estado de Medio Ambiente de Hungría, Zoltan Illés, a pronunciarse de manera vehemente. Ordenó el cierre de la planta y estableció que la compañía, Hungarian Aluminium Production and Trade Company (MAL por sus siglas en Húngaro), debía solucionar la fuga en el menor tiempo posible. Las autoridades policiales abrieron una investigación para establecer la real causa de los hechos, se confiscaron documentos relacionados con el funcionamiento de la planta y en los días posteriores fue detenido el director general de MAL.
Pese a que funcionarios de la compañía, en un principio, aseguraron ate los medios de comunicación que el lodo rojo que cubría tres condados del oeste de Hungría no presentaba ningún peligro según los estándares de la Unión Europea, las consecuencias en la salud humana y el medio ambiente se hicieron evidentes a las pocas horas. Quienes estuvieron en contacto con la sustancia desconocida comenzaron a presentar tos, dificultad respiratoria, enrojecimiento, dolor en la piel, dolor abdominal, diarrea, vómitos y en el peor de los casos graves quemaduras químicas. “Puede llevar varios días hasta que la gente se cure”, determinó Peter Jacobs, uno de los médicos del Hospital Gyor a donde llevaron a la mayoría de los heridos. Para el resto de la población se recomendó no tener ningún contacto con la sustancia y en el caso de hacerlo, lavarse a fondo, con agua limpia.
La mancha roja rápidamente se extendió a los ríos cercanos, extinguiendo la vida marina del Marcal. Tres días después, para el 7 de octubre, la sustancia contaminante ya había llegado a uno de los afluentes del Danubio, poniendo a media Europa en alerta. Ese mismo día el gobierno Húngaro activó el Mecanismo de Protección de la Unión Europea para la ayuda urgente internacional.
Al estudiarse la composición química de los lodos se estableció que contenían hierro, manganeso, sílice y otros metales pesados. “La obtención del aluminio se realiza usando sosa cáustica (NaOH) para obtener un compuesto soluble que separe el resto de los componentes. Esta solución tiene un pH (el índice del grado de acidez de una solución) de 14, es decir, que está en el máximo posible de la naturaleza. Como la vida se desarrolla, en condiciones naturales, a un Ph que ronda el 7, un grado de 14 arrasa todo lo que encuentra”, aseguró para el diario El País de España el profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Con el fin de neutralizar el efecto alcalino de los lodos se vertió yeso y ácido bioacético –compuestos que reaccionan con la sosa y reducen el pH hasta límites tolerables– en el agua y en varios puntos del río Marcal. Para el 15 de octubre, 11 días después del incidente, las personas evacuadas pudieron regresar a sus hogares y la mayoría de los trabajos de limpieza habían culminado. Los efectos en los nutrientes y en la calidad de los suelos, sin embargo, permanecerán por años.
Para entonces, el director general de MAL ya había sido liberado. Según el Tribunal del Condado de Veszprém no existía fuerte sospecha de delito, ya que según el resultado final de la investigación, el accidente no fue provocado por un error humano, sino por un deslizamiento de tierra que a su vez hizo colapsar el dique. Sin embargo las dudas sobre el funcionamiento de la fábrica y los niveles de las piscinas que contienen los residuos químicos que resultan luego del proceso de obtención de aluminio continúan. La Procuraduría, por su parte, pidió revisar la investigación y el Gobierno Húngaro declaró como único responsable a la empresa MAL. Pese a la indignación y los evidentes daños ocasionados, en la actualidad la planta continúa en operación. La pregunta, sin embargo, para muchos sigue siendo ¿por qué estos residuos altamente contaminantes son almacenados al aire libre, en contacto con las lluvias, el sol y los cambios de temperatura, y cerca de zonas urbanas?
*Artículo publicado en la revista Barman, todos los derechos reservados a Proyectos Semana.
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