La Amazonía, en riesgo

La deforestación, la minería, los ambiciosos proyectos de desarrollo de infraestructura hidroeléctrica, la explotación de hidrocarburos, el tráfico de especies, la ganadería, la agricultura, los cultivos ilícitos y el cambio climático son algunas de las amenazas que enfrenta la región amazónica.
Las presiones sobre la cuenca amazónica son evidentes. Basta con sobrevolar el este y sureste de la Amazonía, en Brasil, para darse cuenta como el espeso bosque tropical ha sido reemplazado por extensas sabanas en donde las actividades de ganadería y agricultura son las protagonistas. “Se estima que al año se pierden cerca de cuatro millones de hectáreas de bosque amazónico, y de seguir así se tiene previsto que para 2030 haya desparecido el 55%”, dice un informe realizado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y WWF.
Este, sin embargo, no es el único problema que enfrenta esta región conformada por cerca de siete millones de kilómetros cuadrados continuos de bosque húmedo tropical –compartidos por nueve países distintos– en donde habita la mayor diversidad de especies del mundo y que produce el 20% del agua dulce de la Tierra. “Hay una enorme cantidad de amenazas que van desde el aumento de explotación minera, la voluntad explícita de algunos gobiernos de desarrollar infraestructura hidroeléctrica como parte esencial de sus planes de desarrollo, la explotación de madera, petróleo, el tráfico de especies, etc. (…), pero estas amenazas conectan con una más grande todavía que es el cambio climático”, explica Luis Germán Naranjo, Director de conservación de WWF Colombia.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Oxford y el Instituto Postdam para la Investigación del Cambio Climático concluyó que la selva amazónica es la segunda área más vulnerable del planeta a los efectos del cambio climático, después del Ártico. “De acuerdo con los registros históricos para el bioma amazónico se produjo una tendencia de calentamiento de +0,63°C en un período de 100 años originando grandes sequías que asolaron la Amazonía en el siglo XX, todas atribuidas al fenómeno de El Niño, aumentando los incendios y produciendo graves efectos en la población”, dice el informe de WWF. Para 2005, por ejemplo, la disminución en el nivel de algunos ríos de la región, como el Solimões, Madeira, Purus, Juruá y Acre obligó la suspensión de su navegabilidad en algunas áreas, y se registró un aumento del 300% en los incendios forestales.
Otras consecuencias del cambio climático tienen que ver con el aumento de la temperatura de las fuentes hídricas, lo que impacta algunas especies de peces y otros animales; la alteración en la productividad del bosque y en el peor de los casos la muerte del bosque húmedo tropical. Este fenómeno también afecta a las poblaciones humanas que viven en medio de la selva –según el programa Amazonas 2030 la población total de la región amazónica se estima en 32,7 millones de habitantes– al incrementarse la infestación de insectos y por tanto la propagación de enfermedades.
El corazón del planeta
Muchos han bautizado a la Amazonía como el pulmón de la Tierra por su gran capacidad de absorber dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero y transformarlos en oxígeno, sin embargo la importancia de este bioma va mucho más allá. En primer lugar es una de las regiones silvestres más grandes del mundo, representa el 53% de los bosques húmedos tropicales del planeta y posee el río más caudaloso de la Tierra. Su diversidad es tal que en una hectárea de bosque amazónico se pueden llegar a encontrar entre 150 a 312 especies de árboles, y hay evidencia de que en sus cauces habitan más de 3.000 especies de peces.
Además, juega un papel fundamental en la regulación del clima al reciclar cerca de la mitad de las lluvias que caen sobre el planeta, ayuda a la conservación de los suelos y al control de la erosión y las plagas. Tal es su impacto sobre la salud del planeta que se estima que la deforestación de la Amazonía puede tener repercusiones en las precipitaciones a nivel mundial.
Nueve países conforman la cuenca amazónica: Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana Francesa, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. “Para entender la complejidad de los temas que allí se afrontan es necesario tener en cuenta que la región amazónica es jurisdicción de nueve países, cada uno con intereses diversos sobre estas tierras. Se han logrado avances, pero son muchos los retos en el tema de la conservación de este ecosistema.”, argumenta Naranjo.
Amenazas
Ganadería: se estima que el 80% de bosque talado en la región Amazónica es sustituido por pastizales. Brasil ocupa el primer lugar en superficie dedicada a este negocio.
Agricultura: en términos de superficie dedicada a producción agrícola, Brasil ocupa el primer lugar (67% de la superficie de cultivos), seguido por Perú (14%) y Bolivia (9%).
Hidroeléctricas: Brasil es el país que tiene el mayor número de grandes embalses, seguido por Ecuador. Muchos de estos proyectos están asociados con el desarrollo minero energético.
Minería: la Amazonía cuenta con importantes minerales industriales que están siendo explotados como el mineral de hierro, manganeso, zinc, estaño, cobre, caolín y níquel, tantalio, titanio, berilio y niobio.
Hidrocarburos: los principales campos de petróleo y gas en la Amazonia se encuentran cerca de los Andes, en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
*Artículo publicado en Avianca en revista, todos los derechos reservados a Publicaciones Semana.
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