Islas de basura en el Pacífico

Millones de toneladas de basura son conducidas al extremo norte del Pacífico por las corrientes oceánicas formando lo que científicamente es conocido como el Gran Parche de Basuras del Pacífico. Se estima que el área afectada supera el tamaño de Estados Unidos y que en el lugar se encuentran más de 100 millones de toneladas de desechos.
En uno de los lugares más recónditos de la Tierra han terminado a parar los millones de toneladas de basuras diarias que contaminan los océanos, formando una especie de islas de desechos en estado de descomposición. Pese a que por muchos años se creyó que se trataba de algo así como continentes de basuras sólidas que comenzaban a conformarse en el océano y que en algún futuro, eventualmente, servirían para fundar nuevas ciudades, imágenes satelitales han desmentido esta teoría.
La Gran Mancha de Basuras del Pacífico más que una masa de desechos es una “sopa de plástico”, como lo ha dicho el propio capitán Charles Moore, quien fue el primero en percatarse de este extraño fenómeno y quien lleva más de 15 años monitoreando el extremo norte del Pacífico. “Lo que sucede es sencillo, las basuras de todo el mundo son atrapadas por las corrientes del giro del Pacífico Norte, un sistema de corrientes marinas rotativas relacionadas con los vientos. El movimiento circular imposibilita que los desperdicios sigan su curso y es por eso que se forman especies de islas o parches”, explicó Moore para la Revista Discover.
El parche oriental flota entre las aguas que dividen a Hawái y California, y se estima que es dos veces más grande que el estado de Texas. El parche occidental está ubicado al este de Japón y el oeste de Hawái. Ambos están conectados entre sí por una corriente de 6.000 millas de largo, conocida como Zona de Convergencia Subtropical. Sobrevuelos científicos han podido establecer que la zona también es un punto de acumulación de basuras.
Sopa de plástico
Una vez los materiales llegan al Gran Parche de Basuras del Pacífico comienza su proceso de degradación. Los elementos orgánicos se descomponen rápidamente y sirven de comida para los peces. Sin embargo, los residuos plásticos liberan sustancias tóxicas al océano y terminan desintegrándose en partículas diminutas, muy similares al zooplancton, que son ingeridas por equivocación por los animales marinos. “El 90% de las aves marinas inspeccionadas en la zona tenían residuos de plástico en sus estómagos”, asegura uno de los estudios realizados por Moore. Otra de las especies afectadas son las tortugas marinas y las medusas, que son consumidas por peces mayores y estos a su vez por los humanos.
Es por esto que los científicos han optado por comparar el fenómeno con una “sopa de plástico”, en la que flotan millones de partículas toxicas invisibles que conviven con las especies del océano. Se estima que los índices de contaminación llegan hasta los 30 metros de profundidad.
Según se ha podido establecer el 80% de los desperdicios marinos provienen directamente de las costas y solo el 20% restante son producidos por las embarcaciones marinas. “Muchas personas no se imaginan el efecto que sus acciones tienen en la salud del océano. Los desechos que están siendo arrastrados por las corrientes marinas son los residuos de un día de playa o de una tarde picnic”, dijo Marah Hardt, investigador del Blue Ocean Institute, para el New York Times.
Como el mismo Hardt lo explicó lo que sucede es sencillo. Digamos que alguien olvidó un vaso plástico en la playa de San Francisco, este llega al mar por efectos del viento y a su vez es arrastrado por la corriente de California que lo transporta hasta Centro América. Una vez en la Costa de México es muy probable que se tope con la corriente ecuatorial del norte, que va en dirección a Asia. En la costa de Japón la corriente de Kuroshio lo desplazará nuevamente hacia el este, hasta que la corriente del pacífico norte se haga cargo y lo lleve más allá de Hawái donde será direccionado al Gran Parche de Basuras del Pacífico. Ahora multiplique este vaso plástico por los billones de vasos, botellas y bolsas que llegan al océano cada año y esto por los años y años desde que el hombre comenzó con su proceso de industrialización.
*Publicado en la revista Barman, todos los derechos reservados a Proyectos Semana.
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