El Ártico cambia de apariencia

Como resultado del calentamiento global, algunos de los pequeños arbustos del Polo Norte se han transformado en arboles de hasta dos metros de altura. Según los científicos, estas formaciones boscosas serían los responsables del aumento de la temperatura en el extremo norte del planeta, ya que absorben la luz que antes era reflejada de vuelta al espacio por la blanca Tundra.
Desde su origen, los círculos polares han cumplido la función de regular la temperatura de la Tierra. Su ecosistema de Tundra, que se caracteriza por ser una llanura sin árboles, de temperaturas extremas, en las que sobresalen los musgos y los líquenes, hace posible que en las temporadas más frías bastas extensiones de territorio terrestre queden cubiertas por aquel hielo perpetuo característico del Ártico.
Sin embargo, desde hace 40 años las condiciones de vida del extremo norte del planeta han ido cambiando. La razón: el aumento de las temperaturas, que en estas zonas ha incrementado de manera mucho más rápida que en el resto del planeta. Lo increíble es que a diferencia de lo que se había pensado, las especies del Ártico terminaron por adaptarse al cambio, transformando por completo el ecosistema del Polo Norte.
Los primeros en percatarse de este asunto fueron el profesor Bruce Forbes, del Centro Ártico de la Universidad de Lapland (Finlandia) y el doctor Marc Macias- Furia de la Universidad de Oxford (Inglaterra). Estos científicos se dedicaron a estudiar cerca de 10.000 kilómetros cuadrados del noroeste de la tundra euroasiática, territorio ubicado entre el occidente de Siberia hasta Finlandia. Luego de un riguroso trabajo de observación, tanto de campo como de imágenes satelitales de la zona, Forbes y Macias- Furia pudieron establecer que en cerca del 8% al 15% del territorio los arbustos se habían convertido en arboles de más de dos metros de altura y que la transformación había ocurrido en los últimos 40 años.
“La velocidad y la magnitud del cambio observado es mucho mayor de lo que esperábamos”, aseguró Bruce Forbes para el New York Times. A lo que su colega añadió: “Anteriormente se creía que el aumento de la temperatura en el Ártico iba a hacer que los árboles de los bosques boreales se movieran hacia el norte, desplazando la tundra. Pero lo que acabamos de descubrir es que los arbustos nativos que se encontraban allí se están transformando en grandes árboles en tan solo unas décadas”.
Pese a que a simple vista parecen como buenas noticias, la aparición de estas nuevas formaciones boscosas es alarmante, sobre todo en lo que tiene que ver con el calentamiento global. La preocupación de los científicos radica en que el verde follaje de estos nuevos árboles absorbe la luz del sol que antes hubiera sido reflejada de vuelta al espacio por la blanca tundra. En este sentido, el ecosistema en vez de cumplir su función de refrigeración terminan elevando aún más la temperatura del planeta. Se estima que para finales del siglo XXI el aumento de los bosques en el Polo Norte dará como resultado un aumento de uno a dos grados en el Ártico.
Si bien varios estudios han demostrado la gran capacidad de estas especies para adaptarse al calentamiento global, también ha quedado en evidencia que este fenómeno no se presenta de manera uniforme en todo el Polo Norte. Imágenes satelitales han dejado en evidencia como el interior de Alaska, Canadá y Rusia las altas temperaturas han terminado por acabar las especies vegetales, esto sumado a los constantes incendios forestales.
“Aunque este fenómeno solo se ha evidenciado en una pequeña parte de la vasta tundra, en una zona que ya está más caliente que el esto del Ártico, esta área es un referente para el resto de la región de lo que es probable que suceda en un futuro cercano con el resto del Polo Norte si las tendencias del calentamiento global continúan”, concluye el doctor Marc Macias- Furia.
*Publicado en Avianca en revista, todos los derechos reservados a Publicaciones Semana.
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