China, el contaminante

En la última década China triplicó sus emisiones de gases de efecto invernadero convirtiéndose en el país más contaminante del mundo. Las consecuencias de su descontrolado desarrollo industrial son visibles en la salud de sus habitantes y en la calidad del aire de las zonas urbanas.
Desde el espacio, las principales ciudades chinas se ven como manchas de humo negro, algo parecido a fogatas gigantes en constante estado de combustión. “La ciudad industrial de Benxi, al noreste, está tan contaminada que una vez desapareció de las fotografías del satélite. Sus residentes tienen la tasa más alta de enfermedad pulmonar de China”, le dijo a National Geographic el astronauta norteamericano Jerome Apt luego de uno de sus viajes al espacio.
En la actualidad el país ocupa el primer lugar entre los más contaminantes del mundo. Sus ya elevadas emisiones de gases efecto invernadero se han triplicado en la última década pasando, en el caso del dióxido de carbono, de 260 millones toneladas en el año 2000 a 3.120 millones de toneladas en 2011. Los impactos de esta catástrofe ambiental ya son visibles en las principales ciudades en donde los rayos del sol no logran sobrepasar aquella densa capa negra de gases que envuelve la atmósfera.
En enero de 2012, por ejemplo, el aeropuerto internacional de Beijing fue cerrado durante varios días debido a que los niveles de contaminación imposibilitaban la visibilidad en la ciudad. Aquella vez más de 150 vuelos se cancelaron, se restringió el tránsito de vehículos en varias autopistas y en donde se podía circular los conductores debían hacerlo con las luces prendidas, no importaba si fuera de día o de noche. Los jardines infantiles cerraron y se recomendó mantener a los pequeños en casa. Ante el abrumador panorama los purificadores de aire, generadores de oxígeno y máscaras comenzaron a escasear.
La misma situación se ha repetido en numerosas ocasiones. Mientras los chinos parecen haberse acostumbrado a vivir bajo cielos grises por el smog, en donde es necesario andar con tapabocas, y donde las enfermedades respiratorias, los casos de cáncer de pulmón, los nacimientos de bebes prematuros y con bajo peso son comunes; en el mundo crece la alerta sobre lo que está sucediendo en el país que a costa de destruir sus recursos naturales y contaminar el planeta llegó a la cima del mundo.
Nuevas partículas contaminantes
Para explicarlo de manera sencilla, los gases que cubren la ciudad de Beijing son un coctel nocivo en el que los sulfatos, materiales orgánicos peligrosos, metales pesados, aerosoles, ácidos, polvo, hollín y partículas que resultan de la quema de carbón se mezclan. Uno de los factores que hace a China tan altamente contaminante es que la mayoría de su energía proviene de la quema de carbón. Se ha estimado que para suplir las necesidades de esta mega potencia son necesarias cerca de seis millones de toneladas diarias de la materia prima.
Pese a que el país hizo numerosos esfuerzos para mejorar la calidad del aire durante los Juegos Olímpicos que tuvieron lugar en Beijín, en 2008, desde entonces la contaminación de la atmósfera ha venido en aumento a niveles que incluso en otros países son considerados como de alto riesgo para la vida humana. Lo preocupante de todo esto es que solo hasta 2008, cuando la embajada de Estados Unidos en Beijín instaló un monitor para hacer sus propias mediciones sobre la calidad del aire, se puso en evidencia –con sus mensajes por Twitter– la presencia de partículas contaminantes microscópicas que por su tamaño resultan las más peligrosas para la salud humana.
“La controversia se ha centrado en las PM 2.5, partículas finas que representan grandes riesgos para la salud de los seres humanos, ya que debido a su pequeño tamaño (de menos de una séptima parte del ancho de un cabello humano) pueden afectar profundamente los pulmones. El Centro Municipal de Monitoreo Ambiental de Beijín ha recolectado datos de estas partículas desde hace cinco años, pero se han rehusado a hacerlos públicos, prefiriendo dar información de las partículas más grandes PM 10, lo que hace que en las lecturas del gobierno chino el aire parezca más limpio de lo que realmente es”, publicó el periodista ambiental Joe Jackson en la revista Time recientemente.
Las mediciones realizadas por la embajada de Estados Unidos van de 1 a 500, siendo este el nivel máximo de contaminación. En las ciudades americanas cualquier medición por encima de 100 se considera perjudicial para la salud y las únicas veces que se ha llegado a niveles que superan los 300 ha sido durante incendios forestales. En estos casos el gobierno emite alertas sobre la peligrosidad del aire y la importancia de evitar cualquier tipo de actividad al aire libre. En Bejín estos niveles se mantienen sobre los 300 y hay días en que han llegado a 500, el máximo.
Recientemente, Wang Yuesi, jefe de contaminación del aire del departamento de física atmosférica de la Academia China de Ciencias, aseguró ante los medios de comunicación que la concentración de PM 2.5 ha incrementado anualmente entre 3%y 4%, desde 1998. Para tener un comparativo, lo niveles de concentración de PM 2.5 en las ciudades chinas exceden los de las ciudades americanas entre cinco y seis veces. La presencia de estas finas partículas que absorben grandes cantidades de luz es, según el científico, la razón por la que la atmósfera de Beijín ha adquirido aquel denso color grisáceo. En la actualidad se estima que de no tomarse medidas al respecto las partículas de PM 2.5 reemplazarán el humo del cigarrillo y de las fábricas como primera causa de cáncer de pulmón en China.
Quienes visitan Beijín, al llegar, sienten en el ambiente un penetrante olor a azufre, carbón, gasolina y plomo. La pesadez en el ambiente es indiscutible y las consecuencias de estos altos niveles de contaminación no solo afectan a China sino a al globo entero. Un reciente estudio de la NASA ha demostrado como las corrientes de aire transportan la contaminación de un hemisferio del globo al otro. La pregunta hoy es, ¿cuál será el límite?
*Publicado en la revista Barman, todos los derechos reservados a Proyectos Semana.
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