Noches aromáticas
Hierbas medicinales, esotéricas e indígenas hacen parte de las sorpresas que ofrece la Plaza de Mercado Samper Mendoza, en el centro de Bogotá. En el lugar, más de 250 comerciantes se reúnen en las noches de los lunes, martes, jueves y viernes para abastecer a la capital con sus productos.
El movimiento en la plaza de mercado Samper Mendoza comienza a eso de las ocho de la noche, cuando llegan los primeros camiones cargados de plantas. Es en este momento cuando el ambiente queda impregnado por el dulce aroma de estas hierbas que esconden cualidades curativas y culinarias, e incluso esotéricas. La mayoría provienen de los departamentos del Valle del Cauca, Meta, Tolima, Caquetá y Cundinamarca y tradicionalmente su comercio se realiza en las noches, pues como bien lo dice don Juan Eduardo Sanabria, quien trabaja en la plaza hace más de 10 años: “En la oscuridad es cuando las hierbas sueltan todo su aroma”.
A diferencia de las demás plazas de mercado, esta recibe la mayoría de sus compradores desde las tres de la madrugada hasta las diez de la mañana del día siguiente, el éxito de su mercado nocturno radica en que en las noches las hierbas frescas son más fáciles de manipular. Además, es cuando la plaza está más surtida y se consiguen los productos más frescos. La Samper Mendoza, sin embargo, está abierta las 24 horas durante los lunes, martes, jueves y viernes; y los sábados y domingos el horario va de las 4:00 a.m. a las 5:00 p.m.
En la plaza, los vendedores se acomodan según el tipo de hierbas y especies que comercializan. Las plantas traídas del Valle del Cauca, por ejemplo, son famosas por sus poderes esotéricos mientras que las de tierra caliente son valoradas por sus poderes medicinales, y las indígenas, por sus efectivos poderes curativos.
“Moritas de monte para la gripa, panameña para los huesos rotos, borrachero para dormir, desvanecedora para deshinchar, tantas cosas que tiene la naturaleza”, dice don Juan Eduardo. A lo que le responde doña Anita: “Acá todo lo que se vende tiene poderes, yo vendo de todo para el amor, para la suerte, para atraer a los hombres. Cuénteme usted su problema y yo le doy la solución”, dice esta matrona y luego remata con una vivaz sonrisa.
La espera hasta que llegue la madrugada es lenta. El frío se hace más intenso y los vendedores –aprovechando el bajo movimiento de las primeras horas de la noche– se envuelven entre costales para soportar la larga jornada. Las aguas aromáticas de doña Lilia y sus arepas de queso ayudan a sacar el frío de los huesos.
Los terrenos del capitán Mendoza
Aunque la infraestructura de la plaza Samper Mendoza existe desde hace cerca de 20 años y la cubierta fue colocada hace 10, en el lugar se lleva comerciando con hierbas desde 1920. Según se ha podido establecer, el terreno en el que hoy se encuentra la plaza –calle 22A con carrera 25– antes era un terreno baldío que pertenecía a la familia del capitán Ernesto Mendoza, el hombre que piloteaba el avión en el que iba el cantante Carlos Gardel el día de su muerte. Después de este trágico suceso, en donde el capitán Mendoza también perdió la vida, la familia decidió ceder el terreno a la ciudad para que se construyera un parque a su nombre. Sin embargo, la obra nunca tuvo lugar y con el tiempo la gente se fue apropiando del espacio en donde hoy funciona la plaza de abastecimiento de hierbas aromáticas más grande del país.
Se estima que el lugar cuenta con más de 250 comerciantes, quienes ofrecen cerca de 400 clases de hierba y especias distintas. Las más comunes son el cidrón, la manzanilla, el limoncillo, la albahaca y la menta. Sin embargo, también hay otras tan desconocidas y extrañas como el paico para los parásitos, la hierba chivo para sacar el mal aire o el resfrío, el yanten para el hígado, la gallinaza para el mal de ojo y el mata ratón para el paludismo.
Cuando finalmente llega la madrugada, la plaza se torna de un verdor intenso y los pasillos se llenan de compradores que van de un lugar a otro buscando sus hierbas. Los gritos y el movimiento vuelven a tomarse el lugar. Luego de las 10 de la mañana, los mercaderes nocturnos abandonan la plaza y los aromas que inundaron la noche apenas son perceptibles. La Samper Mendoza sigue su funcionamiento a la espera de una nueva noche, cuando los camiones vuelvan llenar el lugar con las hierbas mágicas que esconden cualidades curativas, culinarias y esotéricas.
*Publicado en la revista Cocina Semana, todos los derechos reservados a Publicaciones Semana.
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