Periodismo, escritura, yoga

Miradas femeninas

Rossina Bossio, bogotana, de 25 años, encontró en el arte la manera de revelarse contra los tradicionales prototipos de la belleza femenina. Su obra, centrada en retratos de mujeres, en los que ella es una de las protagonistas, mezcla técnicas como el dibujo, la pintura, la fotografía y el video.

“Mi casa tenía un ambiente muy femenino: las flores, el maquillaje, la moda eran muy importantes y a mi eso me marcó mucho porque era una estética que me generaba muchos interrogantes sobre el real sentido de la feminidad”, dice Rossina Bossio, mientras medita el porqué todas sus obras son retratos de mujeres.

Rossina nació en una familia tradicional bogotana donde cada cosa tenía su lugar, las mujeres debían comportarse de cierta manera y adoptar una estética determinada. Su madre, una mujer destacada por su belleza y sus buenas maneras, fue modelo en su juventud y candidata a reina de belleza.

Sumado a esto, la artista pasó sus primeros años en uno de los colegios femeninos más tradicionales de Bogotá, en el que se profesaba la fe católica y la pulcritud era una de las principales insignias.

Estos elementos serían, años después, los insumos para sus primeros dibujos y fotografías.  “Lo que yo intento es poner en tela de juicio los cliches con los que crecí. No me gustan las etiquetas y Colombia es un país en el que la feminidad es muy específica, quien no entra en ese molde preestablecido choca.”, explica.

Protagonista de su obra

Desde sus inicios Rossina fue la protagonista de su obra. Recuerda que cuando estaba en el colegio pintaba historietas de lo que le pasaba a diario, ese fue su primer acercamiento con el arte. “El dibujo es la columna vertebral de mi trabajo, después vendría la fotografía, luego la pintura y de último el video”.

Cursó estudios de artes visuales en la Universidad Javeriana y realizó sus primeras exposiciones cuando aún todavía era estudiante. Quienes admiraban sus dibujos no pasaban por alto que Rossina era autora y protagonista de su obra. “Al incluirme en mis retratos estaba ejerciendo mi deseo de interpretar mis propios personajes y encarnar por mí misma lo que quería transmitir con mis cuadros y fotografías”.

Su primera serie de retratos comenzó en 2007 y estuvo centrada en recrear los personajes, colores  y escenarios de su infancia. Luego —ya radicada en Francia, donde estudió bellas artes— desarrolló  el proyecto artístico Casa de muñecas,  un intento por salirse de su espacio personal y traer a sus dibujos mujeres de la cotidianidad.

En la actualidad trabaja en la serie Belleza sagrada, retratos que mezclan elementos religiosos con rostros de mujeres. Su idea es mostrarle al espectador la estrecha relación entre la iconografía religiosa y las campañas publicitarias, al ser ambas imágenes que tienen como fin seducir al espectador y recrear un ideal estético en el que las personas del común parecen seres inferiores.

Rossina volverá al país en septiembre, sus planes son encontrar un lugar donde exponer su obra y continuar con sus series de retratos. “Quiero seguir pintando mujeres pues siento que con la figura humana puedo expresar todo lo que tengo en mi interior tan solo con un pequeño cambio en la pincelada”.

*Publicado en la revista Luxury Star, todos los derechos reservados a Proyectos Semana.

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